Las eternas

Hacen o nacen deseos, dan ganas de hacerles o dedicarles unas pocas palabras, escribir sobre tanta belleza que encierran al adornar la altura, al existir cerca de las nubes, al traernos buenos recuerdos, al darnos nuevos descansos, al ser y estar ahí donde soplan los vientos, donde cuando bate el sol todo arde, ahí donde las nubes prontas pueden cubrir el paisaje, hay que admirar su dureza, son duras, nos ofrecen o enseñan sus puntiagudas pequeñas hojas verdes, con todo nos regalan el color de la vida misma, se las llama o llevan el mote de las siempre eternas, sus colores esa mezcla de amarillos, tomates y rojos significan la mismisisima vida, es magia, es en un decir brujería del vivir...fue costumbre familiar el respetarlas en casa, igual lo realizo al momento, están en donde deben estar, junto conmigo, cerca de los míos..

      

Hasta la vuelta, siempre se vuelve.

Si, este es el asunto, hay digamos condenados sitios, mas bien definámosles como paisajes, a los cuales nos jalan los recuerdos, la querencia, cuando pasaba por la secundaria, alguna vez como entenderán fue el siglo pasado, ya visité el Coto, a mi regreso de lares distantes, junto a los míos Ro y Pedro, emprendimos visitas a ese parque a bordo de un pichirilo, color rojo, los míos quedaron para siempre con ese encanto que nos brindo la serranía, he ido en otras ocasiones en compañía de Pedro y aprovechando del trabajo, fui muchas veces con compañeros de trabajo, luego también amigos fotógrafos.

Ahura último tocó cumplir algo que había estado pendiente, una salida con Jose, salida corta a la Hacienda Porvenir en la entrada al Parque Coto, siempre es impactante el paisaje mas aún con la buena compañía, he recibido este inmenso regalo por mi cumpleaños. Siempre me acompañan los míos.