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OCHENTA Y DOS MESES.......
Me atrapó la atención una frase de una declaración de uno de los
afectados del terremoto reciente de estas tierras de la mitad de la mitad, según
decía Ro, en donde vivimos con la cabeza para abajo, cada uno de nosotros es
atraído por detalles, el mío es la exclamación en forma explícita de ese
damnificado: “nadie puede imaginar el dolor de perder, de enterrar a un hijo”,
yo he sufrido la pérdida de nuestro Pedro Pablo, eso es dolor, aún en más está
la partida de Ro, aparecen los amortiguamientos al pasar el tiempo, más el
dolor sigue conmigo, puedo bien afirmar que Pedro Pablo fue lo más increíble,
si alguien pregunta el porqué de mi aseveración, le puede interesar la
respuesta que en sí es sencilla, era nuestro hijo, era nuestro futuro, ahora es
pasado, fue la terminación de Rodica y en venidero mía, el final del grupo
familiar, eso sintió Ro, me ha tocado vivir con esto, sigo viviendo por ellos,
con el recuerdo….
La luna sigue
haciendo lo suyo, de las suyas, viene, se va, desaparece, vuelve a aparecer, se
consumen mis velones, mis noches, me queda el tratar de entender…. Me queda un
Padre Nuestro….
Hace algunos años hubo un
sacudón sísmico en Quito, después del buen susto decidimos por miedo, por
social contagio, a nuevos sacudones, miedo de perder la vida bajo paredes, el
dormir esa noche, en nuestro escarabajo que parqueamos en el parterre central
de esa avenida donde teníamos nuestro sitio, de hecho el dormir era imposible,
nuestro perro saltaba dentro del móvil,
ladraba, Pedro Pablo inquieto quería saber detalles sobre la aventura,
Rodica comenzó con la historia de cómo vivimos un terremoto en Bucares, ciudad
en la cual la destrucción fue grande, Ro sonreía contando la situación en la
que su padre, mas hermano corriendo desaparecieron de vista bajando las gradas,
luego ellos tenían, tendrían permanente vergüenza, nunca podrían explicar su
comportamiento al abandonar a sus mujeres, de su madre que fue la primera vez
que había callado, no había tenido palabras, que decir, Ro no atinaba si correr
o quedarse con su madre, luego yo adorne para Pedro el asunto con mi historia
de cómo había yo vivido mi parte en esa situación, contaba a Pedro como había visto,
vivido tanta destrucción, muerte, días posteriores de reconstrucción, eso nunca
se olvida. Como olvidar que la tierra se
desmorona, el calicanto falsea, de la iglesia partida, del vehículo anclado a
un poste, del polvo en el aire, de la gente descolgándose de los edificios en
difícil equilibrio utilizando sábanas, de los atropellados, de los heridos, de
los muertos, por eso en nuestra casa siempre hubo la mochila de emergencias, en
este nuevo oleaje del ahora reciente, que me sacudió en mi domicilio, decidí
esperar lo que vendría, lo que me tocaría, rememore mis recuerdos con los míos,
luego terminado el oleaje seguí con lo mío, como dice la canción sobreviviendo…puse
temblando a cocinar una lengua de la manera que me enseño Ro.Lunas, noches,
velones….cuanto extraño a los míos idos, desde la ventana del cuarto escritorio
de mi nuevo domicilio, veo en el horizonte cercano todas las noches una encendida
cruz….me acompaña, me acompaña cuando quiere aparecer la luna, digo en mis
maitines, por favor que ellos estén bien sean uno contigo…..
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