Thursday, April 28, 2016

OCHENTA Y DOS MESES.......


Me atrapó la atención una frase de una declaración de uno de los afectados del terremoto reciente de estas tierras de la mitad de la mitad, según decía Ro, en donde vivimos con la cabeza para abajo, cada uno de nosotros es atraído por detalles, el mío es la exclamación en forma explícita de ese damnificado: “nadie puede imaginar el dolor de perder, de enterrar a un hijo”, yo he sufrido la pérdida de nuestro Pedro Pablo, eso es dolor, aún en más está la partida de Ro, aparecen los amortiguamientos al pasar el tiempo, más el dolor sigue conmigo, puedo bien afirmar que Pedro Pablo fue lo más increíble, si alguien pregunta el porqué de mi aseveración, le puede interesar la respuesta que en sí es sencilla, era nuestro hijo, era nuestro futuro, ahora es pasado, fue la terminación de Rodica y en venidero mía, el final del grupo familiar, eso sintió Ro, me ha tocado vivir con esto, sigo viviendo por ellos, con el recuerdo….

La luna sigue haciendo lo suyo, de las suyas, viene, se va, desaparece, vuelve a aparecer, se consumen mis velones, mis noches, me queda el tratar de entender…. Me queda un Padre Nuestro….


Hace algunos años hubo un sacudón sísmico en Quito, después del buen susto decidimos por miedo, por social contagio, a nuevos sacudones, miedo de perder la vida bajo paredes, el dormir esa noche, en nuestro escarabajo que parqueamos en el parterre central de esa avenida donde teníamos nuestro sitio, de hecho el dormir era imposible, nuestro perro saltaba dentro del móvil,  ladraba, Pedro Pablo inquieto quería saber detalles sobre la aventura, Rodica comenzó con la historia de cómo vivimos un terremoto en Bucares, ciudad en la cual la destrucción fue grande, Ro sonreía contando la situación en la que su padre, mas hermano corriendo desaparecieron de vista bajando las gradas, luego ellos tenían, tendrían permanente vergüenza, nunca podrían explicar su comportamiento al abandonar a sus mujeres, de su madre que fue la primera vez que había callado, no había tenido palabras, que decir, Ro no atinaba si correr o quedarse con su madre, luego yo adorne para Pedro el asunto con mi historia de cómo había yo vivido mi parte en esa situación, contaba a Pedro como había visto, vivido tanta destrucción, muerte, días posteriores de reconstrucción, eso nunca se olvida. Como olvidar  que la tierra se desmorona, el calicanto falsea, de la iglesia partida, del vehículo anclado a un poste, del polvo en el aire, de la gente descolgándose de los edificios en difícil equilibrio utilizando sábanas, de los atropellados, de los heridos, de los muertos, por eso en nuestra casa siempre hubo la mochila de emergencias, en este nuevo oleaje del ahora reciente, que me sacudió en mi domicilio, decidí esperar lo que vendría, lo que me tocaría, rememore mis recuerdos con los míos, luego terminado el oleaje seguí con lo mío, como dice la canción sobreviviendo…puse temblando a cocinar una lengua de la manera que me enseño Ro.Lunas, noches, velones….cuanto extraño a los míos idos, desde la ventana del cuarto escritorio de mi nuevo domicilio, veo en el horizonte cercano todas las noches una encendida cruz….me acompaña, me acompaña cuando quiere aparecer la luna, digo en mis maitines, por favor que ellos estén bien sean uno contigo….. 

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