Estaba revisando unas imagines que tome en un cruce de rio que realizan los rumiantes obligados por la búsqueda de mejores condiciones de vida o migración necesaria para la especie, esto me ha llevado a reflexionar sobre el hecho del necesario movimiento que exige la vida si se quiere sobrevivir, sera pues costumbre adquirida o instinto, recorrer largos caminos bajo un sol duro, esperar al borde del acantilado que se prenda la chispa que impulsa la carrera, el afrontar a la fuga los desfiladeros y diferencias de nivel de cualquier forma, el apenas topar la orilla de la corriente a la cual se salta en precipitada fuga, el galope desenfrenado para atravesarla lo mas rápido que pueda esperando no ser atrapado en las fauces de un saurio, el chapoteo desesperado hasta alcanzar la orilla opuesta, luego la nueva subida, sigue con vida la especie, los fuertes habrán pasado, habrá excepciones de menos aptos de la manada, es eso lo que el animal llevara grabado en su primitivo sobre lo que tendrá que hacer durante por todo su futuro vivir, si claro no interviene un cambio de natura. Asi podría definirse el camino del humano si estuviera limitado solo a obedecer a instinto, costumbres, enseñanzas de sus congéneres, aquí es donde aparece esa esencia que diferencia a unos de otros seres, llámese inteligencia, el soplo divino, o como quiera denominarse.
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