Tuesday, September 27, 2011

VEINTE Y SIETE MESES

Recordábamos con Rodica, cuan atentos teníamos que ser, ver que en la farmacia vecina de Amparito, apareciese el nuevo número de la publicación del Cuenta Cuentos de Salvat, la alegría de Pedro Pablo ante la aparición de un nuevo ejemplar y claro después las lecturas diarias de los cuentos, cada noche toda un protocolo, antes de dormir, el corre que corre, la pijama con pieceses incluidos y bien cerrada, el acomodarse en el sobre o cama, y atentos con la historia, el dedo a la boca y el chupa, chupa del mismo dedo, la pregunta de siempre, porque no te metes o chupas el otro dedo, y la contestación de nuestro Pedro Pablo… papa, mama ese no ciona…(no funciona).


El contador o lector de los cuentos, tenía que recordar la versión original de lo contado la prima data, pues era difícil hacer variaciones o introducir cambios al cuento, los mismos eran forviten o prohibidísimos, estaba prohibido el cansancio de los padres, la entonación era fundamental, nos preguntamos: ¿así se hacían y tejían los lazos familiares y se creaban anécdotas? Podemos afirmar que si…. prueba al canto….


En el number 4 de estos cuentos, aparecía la Historia del Señor Don Gato, yo alguna vez les historiaba a Pedro Pablo cuando este era ya más grande y a Rodica, que una de las canciones o cuentos, que en especial nuestra tía soltera, me los cantaba era el del gato. La memoria es frágil y el texto sufre variaciones de acuerdo a la familia y sus andares, a la tía le gustó siempre el asunto de que el gato estaba en silla de oro sentado (no en el tejado), que vestía mediecitas de oro y seda y pantalones bordados (entiendo todo un señorón), la noticia era de un buen casorio, que la novia era sobrina del gato pardo (toda una princesa, de alcurnia), el resto córrase el gatuno al tejado (las ansias de amores desdicha trae) y lléguese el gato de mal modo a la calle, es decir catapum, el saco de huesos al piso, que se ha roto siete costillas y el rabo, lo curioso era la forma de contar, la intervención de siete doctores y catorce cirujanos, que unos le toman el pulso que otros le miran el rabo, jamás recordé el hecho del entierro, pero ahora me parece simpático el cortejo por la calle del pescado y el hecho que las sardinas son sardinas y huelen a sardinas, que siempre habrá ratones dispuestos a alegrarse por la desgracia del gato, que el gato es gato y tiene siete vidas. Buscando el folclor, y una semejanza con el cuento de mis recuerdos, hemos encontrado con Rodica, sobre este cuento, un estudio http://depts.washington.edu/hisprom/ballads/balladaction.php?igrh=0144, en el cual se enumeran 72 versiones diferentes de este cuento, lo nuestro es otra historia o dicho de otro modo es nuestro cuento, es nuestro cuento, el de Pedro Pablo y de Rodica y Fernando.


No os precipitéis, el cuento no ha terminado, dado que en nuestra casita… (de chocolate), se hablaba en modo corriente del soldadito de plomo, el gato con botas, pinocho, las ropas del emperador y las del idioma rumano, las historias leídas y comentadas, tan se hacían en este idioma, para ejemplo esta Punguta cu doi Bani, Dumbrava Minunata, Basme de Andersen, Basme romanesti de Petre Ispirescu, Fat Frumos cel ratacit, 12 fete de imparat, Praislea cel voinic si merele de aur, sare in bucate, Iarna pe Ulita, Mos Barbuta, Degetica, Frati Green etc. Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero de decir diciendo que los cuentos empezaron aún antes de que el pudiese hablar y siempre el cuento respectivo se contaba hasta su final aún cuando el ya dormía.


Pensamos que debido a estos hechos Pedro Pablo siempre contó con nosotros, y tenía un deseo inmenso de leer, de conocer, lo último de sus últimos tiempos para el fue los anime, los dibujos japoneses y en fin de todo un poco…. Seguimos contando con nuesro hijo Pedro Pablo.

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