SETENTA Y CUATRO MESES

Siempre junto a nosotros, lo fascinante de nuestro paisaje, vivir rodeados de montañas, colgados del cielo, Pedro Pablo amaba su montaña, como chiquillo pintaba lo que le estaba cerca, su impresionante naturaleza, habíamos ido en varias ocasiones de paseo a las faldas de su monte, a su páramo, había en casa las hojas de papel de dibujo técnico, quería sus acuarelas, pues a dibujar lo suyo, su elevación, el camino, el cielo, sus nubes en las que veía de todo, su tren, sus arboles, su carro, su sol, en algún lado lado de sus dibujos estará su frío su cansancio así como su admiración, su amor por lo suyo, estamos sus padres.

Nosotros como padres, en especial Rodica guardaba, ateroraba estos trazos de Pedro Pablo, estas manchas, aquí están algunas de ellas,  las he desempolvado, crecimos de a poco en ese oficio de ser padres, ahura son mis recuerdos de lo que fuimos..... mi camino, el día a día..........

Su montaña, la nuestra, la de todos, estaba aburrida, a decidido molestarse con nos, se sacude, cuanto habría gustado a Pedro y a Rodica, este paisaje, hubiera ya en esta familia sido objeto de preocupación, las charlas de estar siempre alertas, comunicados, preparados.... con Ro habíamos pasado un lindo terremoto que habíamos contado a Pedro, la maleta de necesarios, en fin, mas recuerdos.

En mis andares del día a día, me he topado con ese cantar del "miserere".... aquel canto que comienza con "tenme piedad" lógico que a mua.... me sumo a esa oración pidiendo "hacedme entender lo pasado"