Estoy mirando unas làminas o dibujos que alguna ocasiòn realizó el chiquillo Pedro Pablo. mas una chapa metálica, gafete de forma redonda alusiva a lo que el creìa que representaba la lejana tierra del sol naciente, que lo presentò a su Universidad San Pancho, estoy seguro que uno de sus sueños que no pudo cumplir por su sufrida partida, fue visitar, vivir esos lares, nosotros sus padres Ro, que luego fue en búsqueda de su hijo, y Fernando, siempre confiamos que el lograrìa cumplir con sus anhelos. Los mìos no pudieron ver esas lejanas tierras, esas pueblos llenos de misterio, de belleza.
He venido cumpliendo algo que me comprometì con ellos, hasta donde me den mis anhelos llevarlos conmigo en forma etérea, en forma de recuerdos, en forma de oraciones, en forma de sus pocos cremados restos a los sitios que no pudieron presenciarlos en forma real. Es de igual manera mi forma de recoger los pasos por sitios por los cuales fuimos juntos.
Bueno acortando el tema, luego de una espera de años me embarqué hacia la tierra de los cuentos de ese lejano oriente, específico el de las serpientes del viaje de Chihiro, el de los zorros plateados, el de las torres ambulantes, el de cuentos fantásticos, el de Ishikawa, el de samurais, y màs.
Llegado a Itsukushima, me he encontrado y recordado, ese un fantástico portal que determina su santuario sintoísta, ese lìmite fìsico que dice del paso entre lo profano y lo sagrado, la realidad, lo etéreo, es firme el asunto del creer en la naturaleza, el creer en lugares misteriosos, en la inusual belleza de los sitios, yo dirìa en vivir los detalles que mencionaba Ro, en el recorrido del flujo de la vida.... Esto he visto, he sufrido, he gozado los recuerdos, es un todo. Dire un enorme Amen.
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