He logrado la oportunidad de apreciar con estos candelabros que se harán de hacer polvo en un futuro no muy lejano, lo que coexiste en el sitio donde hizo de hacer bum al final de la segunda guerra la famosa radioactiva, he constatado un parque como los de esos lares, un lugar bien cuidado en todo sentido refiriéndome además de todo el sentimiento denominado respeto hacia el pasado, el anhelo o la esperanza de un buen mañana.
Veamos, se mantiene la estructura de la edificación sobre la cual en su aire superior estalló el artefacto de muerte y destrucción, están bien cuidados los restos de este recordatorio a la vergüenza de unos y de los otros. Mas aquí viene el asunto, esa es el prueba de lo sucedido, el futuro esta en percibir lo que entraña en su interior el nuevo edificio situado a continuación del parque que yo llamo museo de la bomba.
Vestíbulo sitios para conducir a los visitantes, como todo lugar existe igual la venta de recuerdos, bueno obligada subida de gradas, llegada al meollo, empieza el asunto de los diseñadores planteando una atmosfera sombría acentuada con las exhibiciones de todo tipo de restos, la parte audiovisual grafica, acentúa la brutalidad de los hechos sucedidos, los relatos de los supervivientes están allí acompañados de fotografías y documentos, el baño doloroso con el pasado, se nos había indicado que muchas personas terminan no soportando el doloroso cuadro, esta aseveración no la discuto, la evidencia es brutal, te saca de tu comodidad aún en mas si eres sensible y has conocido de otras brutalidades, de los amigos he hecho mío el decir que si un pueblo no escribe de su historia esta condenado a olvidarla, lo importante es que conociendo lo vivido se encuentre esa voluntad de continuar hacia un mejor mañana, así entiendo yo el hacer un mejor futuro, así he entendido estos lugares.
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