NUESTRO ENCUENTRO CON EL.. neurociante.
Mediados de enero 2009, un 19 de enero del 2009, ante un quebranto de salud de nuestro hijo Pedro Pablo, acudimos al hospital Vozandes para consulta externa de medicina familiar, cerca de las 15h00, síntomas dolores de cabeza, mareos, problemas de rigidez de espalda, médico general declara sobre la necesidad de consulta a neurólogo, traslado y corre, corre, que te corre, urgente de primer piso de la casa hospitalaria a segundo piso, a la salida de ascensor en pasillos de la consulta externa, patatús del enfermo, convulsiones, silla de ruedas, nuevo patatús delante de la neuróloga, neuróloga asustada ordena ingreso a emergencias del Hospital “ A la gloria de Dios y al servicio del Ecuador” , exámenes van y vienen, hasta que realizada una tomografía, se menciona de un quiste en el cerebro y se determina la necesidad de ingreso definitivo, es admitido el día 19 como paciente que pide pista a quirófano.
Aparece el 20, el neurocirujano de la casa, el renombrado Dr. Arcentales, especialista que ordena resonancia magnética y dice de la urgencia de intervenir con cirugía para salvar la vida del paciente.
Intento revivir nuestro estado emocional de ese tiempo, te dicen que tu único hijo esta por morir, que necesitas un montón de dinero para salvar su vida, que tiene una hidrocefalia que debe ser controlada, producto de un quiste que debe ser extraído, todo urgente, todo rápido. Te presenta el día 20 de enero el médico de marras un presupuesto inalcanzable por 12000 pavos, imposible cubrirlo, realizas las averiguaciones del caso para que Pedro Pablo sea atendido en una casa estatal de salud, pides el traspaso, te indica el así dicho galeno que parece que atender el problema no demandaría sino alrededor de 6000 maravedíes de acuerdo a nuevo presupuesto, que no es conveniente el trasladarlo por los riesgos que implica el movimiento, ante estas aseveraciones consideras que puedes cubrir la intervención con un anticipo de sueldos y quedando endeudado con tu empleador, pero confías en el galeno, confías en la casa de salud donde estas siendo atendido y autorizas la intervención. La intervención se realiza, pero no se realiza nada de nada .... fracaso absoluto....engaño,......... Claro, en nuestra ignorancia de padres, si Pedro salió aparentemente bien de la operación (de lo que luego se comprobó fue una carnicería), todo esfuerzo valía y se justificó... había que agradecer a Dios, a la casa de salud, al neuro, a todo el mundo.
Pero luego llegas a saber que no se ejecutó nada de nada de lo programado, que se puede decir del neuro....... se podrá decir que fue exitoso, que fue brillante, que fue correcto como ser, que hizo su mejor esfuerzo..... o se tendrá que decir todo lo contrario.
Me parece apropiado y para este entuerto, reunir dos palabras en una sola neurocirujano y negociante, calificar al ente autor de la cirugía, que es un neurociante, para contarles de este nuestro encuentro, todo esto para rogarles no sean ilusos como lo fuimos nosotros. La operación fue realizada pensando en lo económico, rápido, rápido, entro arreglo, cojo mi platita, es cantar y coser.
Fuimos engañados por oropeles, títulos, famas, apariencias, por el dicho a la gloria de Dios y al servicio del Ecuador, pensábamos que una buena atención se puede conseguir bajo estos supuestos, lo que obtuvimos no lo deseamos a nadie, hemos visto muy de cerca a la señora muerte rondando a nuestro hijo y todos los del grupo familiar hemos sido supuestos a un suplicio.
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