Ese sitio es, será nuestro por siempre, lo hicimos
nuestro a fuerza de idas más retornos, en ese alto páramo andino no existía
cierre o tape, no había lago, era un fangal de alta montaña por medio del cual
discurría un frío chico riachuelo, transformosé el paisaje con la ejecución de
la cortina de piedras más morrena, apareció el lago, el espejo de agua,
vinieron los patos, aparecieron las grullas, claro las arcoíris o atigradas, el
lobito que rescataron de su caída al lago, de ese su posible ahogo, nuestro venado
del alto monte, viajes semana a semana nos transformaron, los que nunca trabajaron en el hacer,
inauguraron con baile incluido más placas conmemorativas la obra, “avemos agua”
para la ciudad.
Hemos
regresado con José a depositar algo de Ro en ese nuestro lago, de la misma
manera que con Ro y José lo hicimos al fallecimiento de Pedro Pablo, cenizas
más recuerdos, los recuerdos son nuestros, tal vez esas pocas cenizas
depositadas en esos cerca 3900 metros de altura, irán de alguna manera a donde
tengan que llegar.
José ha plasmado en sus fotos mi bajar hacia el lago,
He
visto en mis recuerdos recorriendo en ese caminar a las alturas, pasar ante mis
ojos los días de viajes con
Ro a veces, con Pedro Pablo más veces, sucesos en el frío como los encuentros
con lobeznos, con venados, con patos, con flores pequeñitas, el recoger
líquenes, piedras, el titiritar de los huesos, las neblinas, el llover de abajo
hacia arriba, los soles tibios, el viento de los vientos, el silencio de los
montes, la alegría de la vida, el enojo del cansancio, el hambre, el sonar de
las tripas, melancolía. Vimos nieves, vimos fango, nos quemamos, nos
resfriamos, fuimos orgullosos regresamos pequeños. Como olvidar todo esto.
Nuestras conversaciones familiares en esas largas noches, en ese caminar.
Huecos,
tengo huecos….. Inmensas oquedades….
la grandeza del paisaje. He dicho mis oraciones. En esa grandeza, en mi interior sonaba una parte del texto de esa canción titulada te voy a hacer una casa en las nubes, porque el que no vuela no llega, volamos en nuestra imaginación, estamos incluyo a José, permanentemente visitando esa casa en las nubes….
Con José fuimonos también allá a ese lago de luz cambiante, de momentos mágicos, aquel de rápidos giros, que tanto admiraba Ro, allí vi romperse el espejo del agua por una trucha con su salto, ahí otra oración, más cenizas. Que me queda, soledad, recuerdos.
Pero no puede dejar de acompañarnos en nuestro viaje recordatorio las pequeñas flores de Ro, que gustaban por igual a todos nosotros.
Toda esta serie de fotos y algunas más son parte de José que las ha titulado Epílogo II. Alturas altas muy altas, silencios muy silencios, aguas profundas, quietas, frías, sentires muy cálidos, sentimientos... años mas años....
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