Monday, April 27, 2015

SETENTA MESES

Cocinando choclos y el ignorito


Impotencia, resignación, el tiempo jamás correrá hacía atrás, siempre habrá un hacia adelante, los granos de arena de la clepsidra seguirán cayendo,  aun cuando se terminen,  aun cuando nos olvidemos de dar la vuelta al reloj de arena, los segundos seguirán su paso, es inexorable el final, existe el decir las cosas pequeñas deben valorarse, este es el caso de este mi recuerdo.


Una laguna, una cabaña cerca de la orilla del lago, un paseo a visitar ese sitio, los compinches Pedro Pablo con su socio Fernando, tomaron recuerdos en forma de fotografías, las de la cabaña del lago, de los alrededores, fueron puestas en conocimiento de aquellos amigos y de nuestros visitantes de este sitio. Rodica se guardó de publicitar lo que a ella le gustó sobre manera, una captura de un fogón en donde se cocinaban choclos a lo primitivo, leña o madera seca encendida directo sobre el piso, una parrilla de hierro, colocada en soportes de ladrillos, enrejado metálico sobre el carbón al rojo vivo, ollas, calderos de bruja con los choclos en hervido, el decir el camino al cielo cruza un infierno, deliciosos los choclos en el tamaño hambre que nos manejábamos, que vio Ro en esta foto que le gustaba tanto como para hacerla solo suya, la disposición de la madera, las luces y sus sombras, lo rústico, lo simbólico, existe apenas se distingue  una banca de vehículo para que repose la elaboradora de los choclos, creo que hubo igual habas…. No estamos en esa vista, pero estuvimos ahí, fuimos dos los del lluvioso recorrido, fue una la que dispuso guardar la ilustración, fuimos tres los que participamos en ese hecho, soy uno viviendo el recuerdo de los tres, mis dos hijo, compañero, compinche se nos fue primero, lo ha seguido mi sostén de toda nuestra vida.


Me he encontrado con esa flor que nosotros bautizamos al desconocer su nombre como la ignorito, su fuerza de vida es increíble, ha florecido aún en el intersticio entre piedras de una fuente de agua en un patio abandonado, sola con su belleza, eso he encontrado.
Jirones, pedazos de vida pasada, acuden en forma de recuerdos, aquí estoy escribiendo estos recuerdos, pequeñas flamas junto a mí, mis velas, mas velones,  tratando de vencer la soledad, la obscuridad, el sentimiento de frío, nuestros pájaros dicen hacer silencio, dirán que duermen, las sombras están despiertas danzando al vaivén de las corrientes, vienen, se van, tocan lo que no deben, el reclinatorio, oratorio, vuestro sitio de descanso y recuerdo, recuperado de un gallinero, todos juntos, yo en materia ustedes en digamos recuerdos, cuanto pesan los recuerdos en mis maitines, cuánta razón tenía ese pensador al decir… no vemos las cosas tal como son, sino tal como somos, soy el que ha quedado, veo recuerdos, otro de los existenciales decía la existencia precede a la esencia, vivo el día por día acompañado de la esencia de mis seres idos., mi invisible compañía , la soledad es razón o sentimiento. Angustia, fe.

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