Los
años pasaron desde nuestro escape, exilio, desarraigo, expulsión a la que nos
obligaron los camaradas de Rumanía, en nuestra diáspora ya nos habíamos clavado
o radicado en esta geografía del realismo fantástico, en medio de montañas,
sincretismos, tradicionalismos, parroquialismo, nos habían entre tiempo,
sucedido otras no deseadas barbaridades, vamos a por una de ellas, nuestro
chiquillo Pedro crecía con nuestras atenciones sin otra compañía, sin un
hermano, nosotros los adultos con
nuestros juegos, nuestras travesuras, las travesuras de esos sus padres,
llevaron al estado de gracia de Ro, corre que te corre como siempre al brujo
ginecólogo, la realidad nos volvió a golpear con su bien cerrado puño, de hecho
nos proporcionó otra tunda, siempre tratamos de vivir apaciblemente, pero la
dura vida nos revolcaba en su torbellino, Alex el dotore después de todos los
exámenes, más exámenes, dio su sentencia, nos puso a elegir, el antecedente Ro
había perdido hace unos años uno de sus riñones, posiblemente Fernando se
quedaba con dos chiquillos o quien sabe con solo Pedro Pablo, o seguíamos
siendo el grupo de a tres Ro, Pedro, más Fernando, lágrimas, crujir de dientes,
siempre la sensibilidad a flor de piel, más preparativos esta vez para esta
nueva intervención quirúrgica, carreras financieras, arreglos con la casa del
dolor, ingreso a clínica de Ro, operación o intervención, habíamos nuevamente
perdido aquello que más deseábamos, molestias post operatorias por reacción a
la anestesia, por el problema sicológico, retorno triste, abatidos a nuestra
casa. Prever, planificar, suena ideal.
El recuerdo de ese suceso tan
difícil, siempre fue o se transformó en una pesada carga sobre nosotros, en
especial sobre Ro, una madre es una mujer que nunca olvida, memoria con dolor
de madre elefante, este siempre fue un tema difícil de conversación, cuando más
nos dolía, Ro volvía con su pregunta, debía ser un niño, de hecho lo fue,
hubiese sido nuestro segundo descendiente. Vivimos con nuestras decisiones.
Arrastramos nuestros propios fardos.
Capítulo familiar delicado con el
cual cargamos, decisión que nos marcaría por siempre, renunciamiento, cuanto
tenemos, cuanto estamos supuestos o dispuestos a perder, leía algo que bien engloba,
concreta o resume esta historia: “el sacrificio consiste en entender aquello
que se va a perder”, ahora entiendo que lo que entendimos a la fecha del
suceso, no fue el todo entendido, comprendo que el vivir con lo que se ha
perdido luego de decisiones necesarias, es inmensurable, termino siempre con mi petición al “más
grande”, que se concreta en repetir en mi egoísmo lo que muchos me han
enseñado, pero lo merecen los míos que han partido, por favor: “Inscríbeles en
el Libro de la Vida”.
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