Tres velas, dos rojas, una verde, tres luces todavía alumbran este mi amanecer de este 25 de diciembre de este nuevo año que ya termina, el dicho dice mientras te recuerden o recuerde seguirán presentes, seguirás viviendo, el nacer viene día por día, al igual que las despedidas, es algo sin interrupción, la fe existe, la creencia está presente, tuvo que nacer, existió un final terrenal, la fe es fuerte, volveremos a ser, a encontrarnos, esa es nuestra enseñanza, no todo puede ser terriblemente racional o irracional.
En la obscuridad he acudido a tomar mi hacedor de recuerdos, he hecho esa toma a la madrugada, de esos mis tres destinos o velones, desde el asunto de toma no importa en demasía que no todos los elementos estén simétricos, ordenaditos, que el peso no esté en su centro de gravedad etc, esto me trae a mente la historia o cuento de ese hacedor oriental de alfombras aquel maestro de maestros en su oficio de urdimbre de hilos al cual se le indica que su obra cuenta con un defecto, un cierto nudo, una imperfección, en el enhebrado lo que obliga al hacedor de la alfombra a explicar a su contertulio que la perfección solo corresponde al hacedor de todo lo existente, siendo obligación de todos siempre tener presente y testimoniar esta verdad.
En ese nudo esta la verdadera creencia.
Un nuevo inicio, la esperanza de mejores horizontes.
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