JUEVES 19 DE MARZO 2015

Jueves 19 de marzo 2015

Camino a la iglesia, necesitaba hablar con él jefe religioso,  a concretar el asunto de la misa recordatoria para Rodica, ceremonia en especial para nosotros aquellos que quedamos para recordar, para desearle y esperar se cumplan las creencias,  llovía fuerte, el despacho parroquial cerrado, me encontré ingresando a refugiarme en la capilla de la iglesia, llovía muy fuerte, que se debe, que se puede hacer en una capilla, reflexionar sobre lo acontecido, que puedes hacer en un sitio dedicado a la oración, ponerte de hinojos, rezar buscando explicaciones, recuerdos de lo que tienes que recordar, la oración de todos los días…. señor que estas en los cielos, nosotros estamos aquí, dar gracias y rezar, sigue lloviendo, tus seres más cercanos, queridos se han ido, aquellos entrañables ya no están, sentirse solo en medio de otros, no soy un ser aferrado a la iglesia como institución, soy un creyente, los míos fueron creyentes, a donde me trasladan mis recuerdos sobre este asunto de la iglesia y la fe, al obligatorio acompañamiento a la abuela de parte de mi madre, la abuela Meche, a esa visita semanal o aún de cada dos o tres días a su patrona en la Iglesia de las Meches, en el centro de la ciudad, salida temprano, muy temprano del domicilio, recorrido de vía crucis matinal, un templo, los oficiantes, nuestras viejas sus escapularios, sus mantillas sus velas, el olor de incienso, las penumbras, las voces entonando recitando oraciones, la soñolencia de un chiquillo,  el frío de las losas de piso, una recompensa más tarde, el chocolate caliente más golosinas en la casa de las mayores cofrades de confraternidad, sigue lloviendo, los pensamientos se encadenan, me llevan a otras escenas, una ceremonia completamente diferente, un estilo ortodoxo, nuestro matrimonio, la procesión alrededor del altar cogidos nosotros los novios de la mano, junto con el oficiante, los padrinos, la coronación de los contrayentes, el compromiso de los padrinos de ayudar a los principiantes de la vida, los cantos de iglesia, las luces de los cirios, el olor de arreglos florales, el color de los iconos, siguen fluyendo los recuerdos, afuera continúa lloviendo, un rápido bautizo en otro lugar de oración de nuestro chiquillo, luego en una primera comunión del nuestro en esta misma casa de oración donde celebraremos de acuerdo a la iglesia el renacimiento de Ro, quien sabe en donde, con quien, la fe, es cuestión de esperanzas, de creencias, estarán juntos, estarán bien, volveremos a estar juntos, lo que me dice la realidad es que hace frío, llueve, estoy solo en mitad de tanta gente, egoísmo puro.

Esta todo juzgado, lo que sucedió, debía suceder, no se logra vivir para siempre, un canto rumano, uno muere, otro nace, el presente pasado será o fue para conservarlo todo el resto del resto de esta mi vida como recuerdo, fueron los que se han ido mucho más que palabras, fueron carne, fueron obras, fueron hechos, dejaron en mí, en otros sus huellas, siguen ellos siendo parte de lo que es mi realidad, reales como la misma lluvia que continúa golpeándonos, el tiempo transcurre.

Necesario salir de la capilla, demasiados recuerdos, luego conversación necesaria con el que será oficiante de la ceremonia que en dos días se realizará, nuevos dolores explicando lo que apenas se puede cubrir, madre, esposa, amiga, luego el oficiante en su alocución en la ceremonia dirá de mostrar gratitud a aquellos que se fueron, por aquello que fueron, para mí seguirán siendo.

Sigue lloviendo, estoy solo en la tarde, voy caminando, la noche se acerca, hace frío. Esos ojos profundos azules me acompañan, existirá una hora más oscura, es probable que exista, una estrofa de una melodía me retuerce el pensamiento, aquella que grita…. estas en mi alma… mi amor por ti es infinito, lograste mi respeto, siempre fuiste mi rapsodia, mi sinfonía una canción jamás escrita.

Un jardín, unas flores, ajenas a nuestras tribulaciones, viven su bella corta vida. Debo aprender el lenguaje de los pájaros, de las cosas simples, aferrarme a lo cercano, al detalle, sus profundos ojos azules me miran, nuestro chiquillo ríe, vuelve a llover, mis velones están prendidos.