Me gusta los momentos cuando se da la diferencia entre sombra y luz, pasar de lo difuso a lo cierto, esa lucha de color negro recorriendo por todos los colores hacia el amarillo, luego al azul de un cielo claro, que nos dice de un nuevo despertar del día, de nuestro propio despertar, los opuestos en batalla, conozco desde siempre, trato de vivir ese despertar con optimismo, vivir con el momentáneo vencedor que me impulsa a hacer mi vida, como conozco que en horas igual sera vencido, el día volverá a sentirse cansado, se producirá nuevamente los cambios de carácter, nos volveremos talvez cabizbajos, reflexivos, viviremos con nuestras sombras que trataremos de evitarlas con inclusive el uso de candiles, velas, otros adminículos, viviendo sueños a veces febriles, deformando a veces la realidad, pero continuamos confiando el ver un nuevo dia.
Días antes o ayer he tenido la suerte que me haya sido llegado unos decires sobre el hecho de que el dolor es inevitable que el sufrimiento es una opción pero que siempre se da en todo un nuevo inicio que puede ser lento o menos rápido, pero que sucede al de un trauma, los psico lo llaman resiliencia, si no se produce ese revenir, esto es mío llega el ocaso definitivo.
Me ha venido a la mente aquella obra y luego la famosa película llamada Zorba nombre que significa aquel que vive cada día, aquel que ama la vida, aquel que no teme la muerte, como poder olvidar la escena de la catástrofe de un funicular que se derrumba, que termina con el sueño de riquezas, lo que culmina con un frenético baile en una playa del protagonista y su jefe, del reír a carcajadas, y el concluir con un decir que bello derrumbe, con un sigue la vida, estamos vivos, vamos a vivirla, vendrá claro la noche con su nuevo bello atardecer antes del nuevo día. Hale o ale, amen.
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