Saturday, October 25, 2008

Foro Democrático. Puse a consideración de este puesto el 2 de agosto el comentario que aparecío en un matutino, sobre la forma en que se llevaba la imposición de la nueva constitución de los ecuatorianos...

Del diario Hoy:Parto de los montesPor Bernardo Tobar CarriónFinalmente la Asamblea Nacional Constituyente dio a luz el proyecto de nueva Constitución. El producto expresa la ideología oficial, toda la ideología oficial y nada más que la ideología oficial. Más que una Constitución, el texto es el ideario de un partido.Los asambleístas contribuyeron todos a darle fachada parlamentaria, apariencia de debate, visos de participación democrática a una Asamblea Constituyente que jugaba a la discusión de textos, para consumo de medios y masas, cuya versión precocida terminaba impuesta por el peso del voto obediente.Es un texto nacido de un proceso excluyente, donde no hay más verdad ni más razón que la oficial, que no expresa mínimos consensos sobre los temas fundamentales, como el rol del estado, rol del mercado, división de poderes, autonomías, ambiente, economía. Que en su última etapa cientos de artículos hayan sido aprobados atropelladamente no cambia la esencia antidemocrática del proceso, donde el debate siempre fue pura cosmética.Ciertamente se recibieron centenares de delegaciones y a muchas de ellas, cuyas posiciones coincidían con la oficial, se les abrieron amplios espacios de diálogo. Pero a quienes ofrecían el contrapunto apenas se les daba tiempo, cuando excepcionalmente se los atendía.Y como suele suceder con las cosas que resultan de un proceso viciado, el proyecto de Constitución tiene varios caballitos de Troya, especialmente los que se esconden bajo bonitas declaraciones de protección ambiental.El in-dubio pro natura, la presunción de culpabilidad en materia ambiental, la posibilidad de obtener medidas judiciales cautelares aunque no exista evidencia de daño, la acción pública concedida para tal efecto, la consulta previa obligatoria cuando se trata de comunidades indígenas, la prohibición de actividad extractiva en territorios de posesión ancestral por pueblos aislados –los pueblos montubio y afroecuatoriano no gozan de estos dos últimos "derechos colectivos"-, son solo algunas perlas que pueden convertirse en la peor pesadilla de Carondelet a la hora de adelantar la refinería del Aromo y sus oleoductos secundarios, Coca-Codo-Sinclair, el proyecto Ishpingo Tambococha Tiputini (ITT), la industria minera o numerosas autopistas, tan pronto como termine de romperse la coyuntural y débil alianza con los activistas radicales.En lo demás, el proyecto de Constitución gira en torno al Estado, no a la persona.En materia de sectores estratégicos volvemos a la dictadura de 1972, con concentración de poderes en el Ejecutivo incluida, para darle al Estado la gestión excluyente, donde únicamente por excepción puede intervenir la iniciativa privada, la que además debe articularse al "Plan Nacional de Desarrollo", para sus actividades en cualquier sector de la economía.Así cada empresa y unidad productiva, pequeña o grande, se convertirá en una unidad de negocio de la enorme, absorbente e inevitablemente ineficiente empresa llamada Estado, que además contará con omnímodos poderes de intervención.Completa este cuadro la distribución igualitaria –no equitativa- de los medios de producción –no de la renta-, para reproducir un modelo socialista muy cercano al que ya fracasó al este del muro de Berlín. ¿Por qué no copiaron algo que sí haya funcionado?

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