Saturday, February 21, 2009

A modo de editorial

el 30 de enero luego de pasar por un problema de salud de Pedro Pablo, y una vez que retorne a intervenir en el espacio foro democrático y ante el hecho que despues de muchos años la Universidad Central de Quito Ecuador había cambiado de rector y el mismo ya no era del partido tendencias izquierdosas, este hecho se comento y tambien lo comente de la siguiente manera:

Tenemos impajaritablemente que meditar y pensar y obrar, es cierto la educación tiene que ser amplia y no supuesta a dogmas ni a sagrados sacerdotes de la verdad absoluta, bravo por este si un cambio.... es cierto lo dicho y que mas que sumarnos al mismo.... y a propósito de las nuevas lides y selecciones de salvadores de la patria...interesante la sentencia .... vencereis pero no convencereis....

Luego recibí el siguiente Comentario por Bernarda Cuesta R el enero 30, 2009 a las 8:02pm

Maravilloso que los estudiantes de la Universidad Central hayan votado contra el secuestro de tantos años de los fanáticos emepedistas, es como para celebrar y como para augurar mejores días para los jóvenes que acuden a la universidad para aprender, para desarrollar sus aptitudes, no para ser ideologizados.

Muy aleccionadora la historia que cuenta el editorial, sobre todo la figura acerca de la "manquedad", que producen en la colectividad los fanatismos fascistoides.

En el artículo que copio, Fernando Savater manifiesta sus preocupaciones respecto de los resultados de la educación. Ojalá que las futuras generaciones realmente lleguen a la universidad para recibir la formación profesional adecuada, pero además, reciban la formación humana necesaria para no resultar ISPs, como dice Savater.

EDUQUEMOS MEJOR

Por Fernando Savater

No quisiera contribuir a que aumentase en frondosidad el bosque de siglas -parece que de forma ya irrevocable- en el que transcurre nuestra vida desde hace décadas, pero como todo se contagia (menos la hermosura, señala la sabiduría popular) el otro día me encontré dando vueltas a una nueva trinidad de iniciales: I. S. P. Venía yo de discutir con un amigo acerca de los alarmantes resultados de una encuesta internacional sobre los conocimientos de estudiantes de muchos países, entre los cuales quedaban en posición especialmente poco lucida los alumnos españoles. Mi interlocutor se escandalizaba de que nuestra juventud estuviese cada vez "peor preparada". Su inquietud se refería a la falta de conocimientos en materias como ciencias, historia, geografía o literatura.
¿Qué profesionales podemos esperar si las nuevas generaciones padecen tales deficiencias en su formación? Y yo, compartiendo su preocupación también, le repuse que no era esa falta de preparación académica, con todo, lo que más me preocupaba de los jóvenes actuales, fuesen españoles o de cualquier otro lugar. Por el contrario, a mí lo que me asusta es que haya cada vez más gente con suficiente competencia profesional y con perfecta incompetencia social. Lo que podríamos llamar "Idiotas Suficientemente Preparados". O para abreviar, también de modo un poco idiota: I.S.P.
Tomo el término "idiota" en la acepción más próxima a su etimología griega: persona carente de interés cívico y de capacidad para desarrollar las atribuciones que corresponden a un ciudadano. En uno de sus últimos libros, el venerable John Kenneth Galbraith asegura con conocimiento de causa que "todas las democracias actuales viven bajo el temor permanente a la influencia de los ignorantes". Estoy convencido de que por "ignorantes" no entiende aquellas personas que desconocen la ubicación geográfica de Tegucigalpa o quién fue el abuelo paterno de Chindasvinto, porque en este sentido casi todos somos bastante ignorantes (siempre nos faltan informaciones precisas sobre muchos aspectos concretos de la realidad, pero para eso están las enciclopedias informatizadas y los bancos de datos). Los ignorantes de Galbraith, aquellos a los que yo llamo "idiotas", no están sólo mal informados académicamente sino sobre todo mal formados cívicamente: no saben expresar argumentadamente sus demandas sociales, no son capaces de discernir en un texto sencillo o en un discurso político lo que hay de sustancia cerebral y lo que es mera hojarasca demagógica, desconocen minuciosamente los valores que deben ser compartidos y aquellos contra los que es lícito -incluso urgente- rebelarse. Viven entre los demás, se benefician de estructuras democráticas, medran gracias a la capacidad social de producir bienes y servicios... pero se mantienen intelectualmente como parásitos o, aun peor, como depredadores.
Me impresionó un panel publicitario que ví en Brasil, cuya fotografía reprodujo luego algún periódico español. Era el reclamo de una escuela y mostraba una gran foto de Bin Laden, con la leyenda: "Osama Bin Laden, ingeniero". Abajo decía: "Formar profesionales es fácil, lo difícil es formar ciudadanos". En efecto, probablemente la preparación técnica en nuestros días no es peor, todo lo contrario, que en el pasado: lo realmente malo es que la educación no va más allá, que no consigue acuñar miembros responsables y tolerantes, por críticos que sean, para vivir en sociedades pluralistas. Patentamos insolidarios que sólo se preocupan de sus derechos sociales pero nunca de sus deberes, o fanáticos tenebrosos, carne de intransigencia y demagogia.
El problema no es lo que no saben hacer sino lo que no saben ser: humanos entre los humanos, libres pero responsables, críticos pero no obsesos ni caprichosos seguidores de los archimandritas de la superstición apocalíptica. Son, ay, idiotas, aunque eso sí, suficientemente preparados. Eduquemos mejor... o empecemos a temblar

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